Inteligente y comprometida con la sociedad. Bárbara Hernández, es una de esas becarias que con su sencillez y personalidad, inspira a construir una Venezuela más solidaria, ya que a través de sus aportes, se pueden edificar realidades diferentes.
Desde que ingresó a ProExcelencia en el año 2016, ha demostrado su pasión por cambiar la realidad de los demás, de aportar y de inspirar, convirtiéndose en referencia para sus compañeros, por muchas de las actividades de impacto social que realiza. Recientemente, se ha convertido en una Social Doer a través de URIJI JAMI, la red social venezolana en la que se comparten sueños es historias.
Una infancia llena de ideas sociológicas que coquetean con la política.
Esta joven, estudiante de sociología, nació en Charallave, específicamente en el Casco Central, donde viven las familias originarias de esa ciudad. Su familia le ha enseñado a cultivar el compromiso ciudadano y ProExcelencia ha sido un canal para expresarlo.
“Crecí en la casa de un partido, de la mano de mi papá tocando puertas y subiendo escaleras en los barrios, haciendo campañas. Crecí escuchando las anécdotas de mi abuelo, viendo fotos y videos de sus discursos sobre el mal de la indolencia (…)”
Su papá, Antonio José Hernández, fue Alcalde del Municipio Cristóbal Rojas (Charallave) y su abuelo, fue Secretario de la Gobernación de Miranda, por eso, la vida social y política fue parte de ella desde pequeña. Su mamá, María Ramos, estudió Sociología en la UCV y aunque no estaba relacionada con política, sus ideas siempre fueron constructoras de ciudadanía.
Bárbara es hija de padres divorciados, pero ella siempre sintió que a su familia no le faltaba nada. Carlos, su padrastro, es psiquiatra egresado de la UCV, carrera que ha llevado de la mano, con intervenciones socio-políticas. “Mi relación con Carlos es lo máximo, es un ejemplo de padre, de amor por la academia, es un amante de los libros, él despertó en mí muchas inquietudes sobre la vida académica”.
Bárbara es la mayor de cuatro hermanos, ellos le han enseñado a enfrentar la vida con madurez. Su hermana Miranda, es el amor de su vida; José Antonio, apenas unos años menor que ella, ha sido su saludo a la diáspora venezolana en Chile y Camila, de 6 años, es un ser único, que le ha hecho aprender que los niños con autismo “tienen su propio ritmo”. “No todo el mundo tiene la conciencia de cómo son esas condiciones. Las herramientas que había aprendido con mi padrastro Carlos en la casa, me ayudaron a entender cómo es ella y a enseñar a mi familia respecto al tema”.
De Charallave a Caracas
El reloj marcaba las 4:45 am y Bárbara emprendía su viaje a la capital. El recorrido era oscuro, lógicamente, a veces inseguro y generalmente solitario; pero era la única forma de llegar a tiempo a la UCV. Esta era una de las cosas que le había tocado aprender cuando empezó la universidad. Un autobús, el ferrocarril, el metro y luego caminar; eso era parte de su día a día.
Hoy, unos cuantos años más tarde, está viviendo en Caracas y su contacto familiar es a través de medios electrónicos y visitas eventuales. Afortunadamente, la tecnología se lo permite.
“Ha sido muy extraño estar lejos de mi familia. Eso [la distancia] ha ayudado a incrementar la confianza, porque ahora nos contamos más cosas para intentar estar más cerca. Conocer a Bárbara y escuchar cómo se expresa de su familia, refleja que los valores que le han enseñado forman parte de ella, de su esencia.
Socióloga por cosas del destino
“Cuando comencé la universidad, juraba que quería ser psicóloga. Fui asignada por la OPSU en sociología y entré con la intención de cambiarme, pero me enamoré de la carrera”.
Poco tiempo después de empezar la universidad, fue electa como Secretaria del Centro de Estudiantes de la Escuela de Sociología de la UCV (cargo que aún ostenta) y actualmente es Preparadora del Departamento de Métodos de su escuela.
Todo Amar y Servir
Durante casi dos años, Bárbara trabajó en Gumilla, el Centro de Investigación y Acción Social de los Jesuitas en Venezuela. En AVAA, muchos de los becarios y el staff, la recuerdan por su permanente promoción de los talleres y diplomados que ofrecía el centro.
“Cuando yo empecé a estudiar sociología, me desencanté mucho de la religión, empecé a hacerme preguntas incómodas, pero la experiencia en Gumilla fue muy buena porque todo volvió a su lugar. Empecé a entender la religión como un fenómeno social”.
Su primer trabajo formal dentro del centro fue en Convivencia, un proyecto desarrollado en alianza con Fe y Alegría y la organización Entreculturas con el objetivo de promover la convivencia democrática en colegios de Antímano y La Vega.
“Ahí conocí maestras que lo dan todo por sus escuelas, aún cuando no cobran nada. Conocí gente que hace maravillas con los pocos recursos que tienen. Aprendí a trabajar con fe”.
Después del proyecto, fue ascendida y comenzó a trabajar como Asistente de la Coordinadora de Proyectos formativos, ya en esta etapa se encargaba de la planificación de talleres, diplomados y demás actividades dirigidas a jóvenes de sectores populares, principalmente.
Como parte de sus funciones, en 2017 fue facilitadora del Método Reto País en un evento llamado constructores de paz organizado anualmente junto a la UCAB.
“Estar en Gumilla, fue una experiencia maravillosa porque me exigían, pero cada vez aprendía más, y todo estaba conectado con el desarrollo de mi sensibilidad social y mi espiritualidad porque estaba trabajando para Dios”.
Una socióloga emprendedora con alma de poeta
Además de su trabajo, Bárbara ha desarrollado dos talentos que le encantan, por un lado en 2016 fundó el Proyecto Los Muchachos, “un grupo de voluntarios que apoyábamos iniciativas como Techo, realizamos charlas informativas, organizamos jornadas alimentarias, entre otras actividades. El proyecto dejó de funcionar porque la mayoría de los miembros están fuera de Venezuela, pero nuestra becaria indica que le gustaría retomarlo “porque es un proyecto que desarrollé con mucho empeño. Tampoco sería nada recelosa en apoyar a algún angelito que quiera retomar la idea”.
Por otro lado, ha cultivado su pasión por la poesía escribiendo un Blog. “Mucha gente olvida que la poesía es un arte y eso me ayudó a expresar parte de mi personalidad y a drenar un poco la ansiedad”.
Esto, que parece un hobby, la hizo acreedora del primer lugar del concurso de Cartas a América Latina realizado en 2017 y también a participar en el Show de Talentos 2018, organizado por AVAA. Hacer un poemario es una tarea que está en sus planes, pero comenzará a escribirlo “en el próximo despecho”, pues ha decidido escribir historias y sueños que le alimentan el alma al 100%…
AVAA ha sido aliento en los momentos más difíciles y de más desesperanza”
Bárbara mordió en URIJI JAMI y se convirtió en una Social Doer
Morder, en URIJI, significa dar en el clavo, concretar una idea para convencer, y nuestra becaria logró hacerlo. Comenzar a trabajar en URIJI, la red social con sello venezolano, ha sido todo un reto para ella porque “es diferente a lo que estaba haciendo, aquí se persiguen otros intereses, hay otros objetivos”.
Bárbara es una de las Social Doers de la red y está trabajando en el área de Responsabilidad Social Empresarial (RSE), lo que quiere decir que aunque está en el sector empresarial, sigue buscando el enfoque sociológico de su trabajo.
Los Social Doer se encargan de despertar la sensibilidad social en las comunidades y los diferentes sectores, hacer alianzas y unir a la gente para impactar positivamente en la sociedad.
“Aquí tengo la oportunidad de ayudar a muchas personas y eso es lo importante para mí. He aprendido a ver cómo hay gente que se interesa por el bien de los demás. Esta experiencia me ha enseñado que sea cual sea el sector en el que trabaje, si estoy ayudando a los demás, estaré feliz”.
-¿Por qué decidiste creer en los sueños de los otros?
Pues, me imagino un mundo de las maravillas en el que los sueños de todos sean realidad. Eso es lo que mueve el planeta, las ganas de la gente de cumplir sus sueños y a mi me gusta ayudar, a que las personas muevan el mundo hacia allá, hacia donde vamos.
-¿Te vas de Venezuela?
¡No! ¿Qué es eso? Yo me veo viajando y estudiando afuera, porque soy Socióloga y necesito conocer otras culturas, no me puedo quedar con esto nada más. Yo quiero ser integral en los temas sociales, quiero conocer otras culturas para conocer mejor lo que yo hago. Quiero conocer la pobreza de otros países para poder dar respuestas cada vez más amplias, pero no me voy de mi país.
–¿Cómo te gustaría ser recordada?
Como una de esas personas que dicen frases que marcan la historia. Quisiera dar voz a quienes no pueden decir las cosas que piensan, las cosas que sueñan.
-¿Qué planes tienes para el año?
Espero terminar mi carga académica en la universidad y seguir desarrollando el Departamento Social de URIJI, aquí e internacionalmente.
-¿Qué significa AVAA para ti?
Durante el tiempo que he estado en AVAA, hemos pasado por situaciones sociales muy difíciles que a veces desmotivan, y AVAA ha sido una alerta, ha sido lo que me ha hecho despertar y entender que los que estamos en la Asociación, vamos juntos en este camino, que nos apoyamos y nos motivamos entre todos. Cuando todo parece mal, de repente surge una actividad de integración, un aumento del estipendio o cualquier otra cosa que te motiva a seguir adelante. AVAA ha sido aliento en los momentos más difíciles y de más desesperanza.
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Bárbara es la muestra de que nuestros becarios son grandes, únicos y luchadores. Apoyarlos, creer en ellos y ver cómo crecen profesional, académica y personalmente, es tener la certeza de que estamos construyendo un presente maravilloso y un futuro aún más prometedor.
Cristhian Ortega
Prensa-AVAA.