Inolvidables, así son para Luis Valencia los quinientos kilómetros que hay entre la ciudad de El Tigre, al oriente de Venezuela, y la de Caracas, capital del país; el mismo camino que a los diecisiete años recorriera sin más respaldo que una beca de la Asociación Venezolano Americana de Amistad (AVAA) para emprender en paralelo estudios en Geoquímica e Ingeniería Geológica; y el mismo camino que algún día tomaría de regreso, ahora contratado por Chevron y con el deseo ferviente de volver a la tierra donde su abuelo trabajó como encuellador de taladros de perforación.
“Claro, el camino no fue fácil”, relata Luis. “El programa de Beca al Mérito” [hoy ProExcelencia] de la AVAA, patrocinado por Chevron, implicaba mantener excelentes notas, realizar un curso de inglés y varias horas de voluntariado social. Por si fuera poco, tuve que convencer a mis profesores de que podía cursar ambas carreras”. Por fortuna, gracias al programa Luis contó con mentores como José Manuel Garnica, quien se desempeñaba en Chevron como gerente de Asuntos Públicos y Gubernamentales (PGPA, por sus siglas en inglés). “Gracias a la AVAA, un muchachito como yo conoció a un profesional como José Manuel que me inspiró a tomar una gran decisión: yo quiero ser como él, yo quiero trabajar en una compañía como ésta”.
Su insistencia y entusiasmo, más temprano que tarde, rindieron frutos y, tras un período de pasantías, Luis fue contratado por Chevron. Y si bien su historia ya era un ejemplo extraordinario de superación, para Luis el verdadero éxito radicaba, tal y como nos comenta, “en aprovechar la ocasión para retribuir y multiplicar en mi propia tierra las oportunidades que los programas sociales de la AVAA y Chevron me habían dado”.
Por eso, el geólogo no tardó en hacer todo lo posible por poner su granito de arena, empeñándose por compartir los valores de Chevron como aliado por excelencia de la empresa mixta Petropiar, haciéndose parte activa del comité de Seguridad Basada en el comportamiento (BBS, por sus siglas en inglés) y participación en cuanto proyecto de Inversión Social realizara la compañía; todo lo cual le valió la mención de Voluntario del Año 2011 y más de una lección de vida.
“Estoy más que convencido de que un mensaje positivo puede hacer una gran diferencia. Por ejemplo, recuerdo cuando le conté a los niños de una escuela de Fe y Alegría que, al igual que un explorador, el geólogo estudia de cerca la tierra para trazar el camino al tesoro. Los muchachos me miraron emocionados. Quién sabe y algún día alguno de ellos se convierta en un geólogo excepcional”.
*Tomado de la revista “En Latinoamérica” de Chevron Venezuela. Edición número 18, página 23.