Sherman Comendador es un becario proveniente de Guaicoco, un barrio de Petare, en el que ha crecido desde niño, lugar donde él considera, ha aprendido a ser humilde siempre. “Venir de allí me ha dado una perspectiva distinta de la vida, Dios me ha bendecido por venir de allí, por las cosas que he pasado y por haber llegado a donde estoy ahorita”, señala.
Este becario que ingresó a ProExcelencia en el año 2016 acaba de ganarse una beca de formación en la Escuela de Liderazgo de Alto Impacto (ELAI) y es el Monitor de la Red de Amnistía Internacional en la UniMet.
Crecer y evolucionar ante las adversidades
Sherman es muy expresivo, explica con sus manos y su mirada, las cosas que le ha tocado vivir. “La situación en mi casa es complicada. Yo vivo con mis padres y mi hermana y a veces es difícil sobrellevar situaciones familiares, he tratado de buscar independencia, pero la situación económica es ruda en Venezuela, confiesa.
Sherman le agradece a sus padres que lo hayan apoyado siempre y quiere ser un ejemplo para su hermana menor. “Yo no soy muy expresivo con mi familia, pero con mi hermana es diferente. Yo he tenido muchas oportunidades que mis padres, por razones económicas no han podido darme, y yo quiero poder darle oportunidades a mi hermana, porque ella es brillante y yo quiero que vea un apoyo en mí”, señala.
A pesar de las vicisitudes, Sherman identifica valores en él que vienen de su familia, la fe católica, por ejemplo, es algo que ha estado muy presente en su familia y que también aprendió en el colegio, para él, “la religión además de alimentarte como persona, también fomenta la disciplina y te enseña a conocerte a ti mismo”.
Ingresar a la universidad, uno de sus más grandes dilemas
Con el apoyo de dos de sus profesores del colegio, Sherman se postuló para una beca en la UniMet y por fortuna, la obtuvo, casi al mismo tiempo que fue asignado por la OPSU para estudiar Derecho en la UCV y ese fue uno de los dilemas más grandes de su vida, porque siempre soñó con ser UCVista. La selección para la beca fue ardua: calificaciones, ensayos, entrevistas, pruebas psicotécnicas y entre otros instrumentos; fue un proceso que le tomó casi un año. “En ese momento, la situación social del país ya estaba complicada y por recomendación de mis profesores y amigos, decidí estudiar en la UniMet, aunque en algún momento tendré un título de la UCV”, dice entre risas.
Ingresar a la universidad no fue fácil, ni menos afrontar una realidad para él desconocida. “Cuando entré a la universidad hubo un choque, hermano [golpea la palma de su mano con el puño de la otra]. “Hay gente que está vestida con ropa del 2020 estando en 2019 y sus comentarios a veces chocan, son despectivos, pero el camino me ha enseñado que esas cosas, lo superficial, son solo el empaque, lo que importa es ese algo que está dentro”.
De lo que sí estuvo seguro siempre fue de la carrera que quería estudiar. “Creo que decidí estudiar derecho por mi país. Este país me ha dado todas las oportunidades y yo tengo sentido de pertenencia. Por el mal manejo del Derecho, es que nuestro país está así y yo sé que trabajando puedo devolverle a Venezuela lo que me ha dado.
Entre ángeles y demonios: una aproximación al campo laboral
Sherman ha tenido varias experiencias en el ámbito laboral y lo que resalta de ellas es que siempre van a existir las dos caras de la moneda, los que quieren hacer el bien y los que no.
En 2017, tuvo la oportunidad de trabajar con una abogada que estaba haciendo mal su trabajo, relacionada con política y sin ética, al darse cuenta, abandonó el cargo y siguió buscando opciones. Meses más tarde, se postuló para un cargo en un bufete de abogados (del cual prefiere no mencionar el nombre) y manifiesta que fue rechazado, luego de escuchar la expresión “estamos buscando caras bonitas porque eso es lo que sirve en la calle”, aun cuando reconocieron que su perfil académico y laboral era adecuado.
Después de eso, conoció gente que sí hace su trabajo bien. Gracias a la profesora Angélica Calzadilla, Directora del Observatorio de Bioética de la UniMet, quien actualmente es su tutora de tesis, tuvo la oportunidad de trabajar en la Asociación de Abogados Solidarios de Venezuela, el equipo que trabaja en los casos del programa televisivo “Se Ha Dicho”, transmitido por Televen.
“Mis pasantías no fueron remuneradas, pero el dinero no hizo falta porque lo que aprendí con Mónica Fernández fue muchísimo, y esa experiencia me ayudó a enfatizar más mi propósito, porque ellos son justos y correctos. Además de aprender competencias profesionales, creces como persona”, menciona Sherman, al recordar la experiencia. “Hay que tener convicción arraigada de quién es uno, sus valores y principios cuando te enfrentas a la realidad. El sistema está muy dañado, pero uno puede arreglarlo con perseverancia y por la vía legal”, agregó.
Sherman se percibe como un joven muy honesto y sencillo. Él asegura que no hace las cosas por dinero. “Cuando la gente sabe que uno es humilde, intentan comprarte, pero eso conmigo no funciona, porque si así fuera, estaría ganando mucho dinero trabajando con aquella mujer, pero con una venda así [coloca las manos frente a sus ojos].
Un futuro prometedor en Venezuela
-¿Qué vas a hacer cuando te gradúes?
-Esa pregunta ha estado rondando mi mente desde hace unos meses. Aún no tengo en mente qué especialización voy a hacer, pero ahorita quiero cumplir con todos mis compromisos académicos.
-¿Qué más estás haciendo aparte de la universidad?
-Ahorita soy el Monitor de la Red de Amnistía Internacional de la UniMet. Un trabajo voluntario en el que promovemos y defendemos los Derechos Humanos en la Universidad y con la red de los otras Universidades. Hacemos talleres, eventos, charlas, investigación, etc. Quiero que hagamos una alianza con AVAA para formar a los becarios en ciudadanía.
Actualmente estamos desarrollando un proyecto sobre la seguridad social, lo cual es súper oportuno, porque mostramos cómo los cuerpos policiales han perdido el respeto por parte de los ciudadanos y queremos enseñar a las personas a cómo manejar una situación ante alguna autoridad del estado que violente sus derechos.
¿Tus planes a futuro están en el país?
–Yo no me voy de mi país, la única forma es que me ofrezcan una oportunidad de estudio. Todos mi planes están aquí, mi plan a,b,c,d, todos son acá. Mi domicilio, como decimos en Derecho Internacional Privado, es aquí.
¿Qué representa AVAA para ti?
Yo conocí a AVAA en una charla que dieron en la UniMet y desde que entré, ha sido muy importante para mí. Es apoyo incondicional, familia, unión, compresión, valores. Aquí yo he arraigado mucho mi sentido de partencia con Venezuela.
En 2017 yo fui unos días a Colombia por un tema familiar y la verdad es que no fue nada fácil. La situación con los venezolanos era muy injusta, y eso me afectó mucho. Yo recibí malos tratos, me decían veneco, un conductor de autobús me dejó por decirte, en Los Cortijos, cuando sabía que yo iba para La Bandera, por ejemplo. En la frontera vi cómo esta de viciado el sistema jurídico en el país y todo fue muy fuerte.
Por otro lado, allá los servicios públicos funcionaban normal y regresar a Venezuela fue duro, cuando yo me fui, había pasado una semana sin agua en Guaicoco y cuando regresé [20 días después] aún no había llegado el agua.
Cuando yo regresé me estaba cayendo a pedazos, me sentía mal y Bapssy [la gerente del Programa Excelencia] me demostró que aquí están para acompañarte y ayudarte.
-¿Qué significa haber ganado la beca de ELAI?
¡Mucho! Yo me postulé al concurso porque una becaria pasó la información por el grupo de becarios de WhatsApp, y vi que los pasos eran fáciles, aunque tenía que enviar un DM (Mensaje Directo) por Instagram, y mi teléfono no tiene esa aplicación, pero lo hice, preparé el ensayo que pedían y lo envié.
En él escribí sobre mi vida, sobre cómo he sabido elegir entre el camino bueno y el malo. En el ensayo pedían describir un proyecto que hubieses liderado, yo he liderado varios proyectos, pero de lo que hablé, fue de cómo he liderado mi vida para tomar buenas decisiones.
Afortunadamente gané, ¡y ha sido genial! El Programa de Liderazgo de ELAI (Escuela de Liderazgo de Alto Impacto) es on-line y aunque se me hace difícil porque mi computadora es maaala, lo estoy haciendo con el apoyo de un amigo y su novia que vive en Terrazas del Ávila (Palo Verde), una vecina, etc. Al final del programa nos dan un certificado internacional, creo.*
-¿Qué significa para ti haber nacido y crecido en Petare?
-Significa mucho. Yo me siento de Petare, significa la principal perspectiva desde la que veo la vida, es cómo se vive, cómo funciona esa comunidad, significa lo que soy y es saber que puedo seguir construyendo un camino muchísimo más grande por tener esa perspectiva. Yo tengo visión de ser influyente en el país en temas de política y vivir de este lado de la película me ha hecho saber cómo resolver las situaciones de esos lugares.
Yo he visto cómo amigos y familiares se han desviado y han estado en la mala vida, viendo esos ejemplos tan míos, que me llegan al corazón [acerca las manos a su pecho] sé lo que no quiero y lo que quiero mejorar y cambiar para que no siga pasando.
Yo he sido víctima de sometimiento porque dicen que yo “me creo mejor”, eso es muy injusto. Ahí hay “amigos” [señala las comillas con sus dedos] y gente tóxica, pero gracias a mis convicciones he seguido adelante. Lo que vale es lo que uno tenga en su esencia, en su alma, eso siempre va a perdurar.
El mundo, hermano, es como uno lo quiere ver. Uno a veces quiere cambiar y hay gente que quiere robar tu luz, uno debe luchar contra eso, porque también hay gente que te ayuda, Dios me ha puesto una cantidad de ángeles en el camino impresionante y yo me estoy formando para cambiar mi realidad y avanzar.
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Así es Sherman, natural, sencillo, valiente e inspirador. Él es un ejemplo de que los sueños se pueden lograr cuando se convierten en metas y cuando se persiguen con convicción.
Cristhian Ortega- Prensa-AVAA.
*En efecto, la certificación es internacional.
Sherman Comendador, creció y hace vida en becario proveniente de Guaicoco, un barrio de Petare, en el que ha crecido desde niño, lugar donde él considera, ha aprendido a ser humilde siempre. “Venir de allí me ha dado una perspectiva distinta de la vida, Dios me ha bendecido por venir de allí, por las cosas que he pasado y por haber llegado a donde estoy ahorita”, señala.